viernes, 22 de febrero de 2008
Como simples mortales
bebiendo elixires de eterna juventud,
dos jóvenes se amaron a raudales,
descubrieron que amar era su virtud...
De noche él miraba la luna
hipnotizado por su brillo sin igual
De noche ella lloraba, en penumbras,
deseando hallar pronto su felicidad...
Aquel hombre no sabía
qué era eso que al mirar sus ojos sentía
no sabía qué le sucedía
cada vez que ella sonreía
Ella no imaginaba
que él era aquel hombre con el que soñaba
Aquel hombre dulce y encantador
que le enseñaría los misterios del amor
Y fue el destino quien los unió
cruzando sus caminos, hasta entonces paralelos
El hombre que ella siempre buscó,
La dama que él veía en sus sueños...
Y como simples mortales
bebiendo elixires de eterna juventud
dos jóvenes se amaron a raudales,
descubrieron que amar era su virtud...
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