martes, 25 de agosto de 2020

Una señal

La noche estaba en perfecto equilibrio entre cálido y frío. La lluvia, que apenas lograba humedecer superficialmente su cabello, hacía todo más nostálgico.

-Hace tanto tiempo que no sé nada de ti... quisiera al menos saber que estás bien.

Una lágrima se deslizó lentamente por su mejilla cuando ella cerró sus ojos.

-Quisiera verte. Abrazarte una vez más, tener otra oportunidad de besarte, como todas las que tuve y dejé escapar...

Cualquiera que escuchara su voz, diría que habla con alguien, pero estaba sola. Inmersa en sus propios pensamientos, en sus miedos, en sus culpas. Abrió sus ojos, y miró al cielo, como buscando encontrar en él un destello, una luz que encendiera en ella otra vez la esperanza de volver a encontrarse con aquel amor, que dejó ir agónica y lentamente... 

-Busco tu nombre en todas partes, jamás pude olvidarte, siempre pensé que podría ser tu amiga, sentía que podía vivir así, pero cada vez que fallaba en cada relación que tuve, te busqué... te busqué tras cada decepción, y te busqué en cada una de ellas...

Se daba cuenta, quizás tarde, pero de una vez por todas, que trataba de encontrar en otras personas el amor que sólo él le brindó, trataba de entregar el amor que sólo a él pertenecía, y no pudo darle. 

-Si tan sólo... aparecieras, como lo hacías siempre...

Una tras otra, las lágrimas se deslizaban por sus mejillas, mientras ella hablaba al cielo, esperando que alguien escuchara su ruego

-Te amo... te lo dije de tantas maneras, menos de la manera en que lo sentía. Te amo, quiero pasar mi vida contigo...

Imaginaba su voz, diciéndole "estoy aquí". Se imaginaba entre sus brazos, sintiendo que todo va a estar bien.

-¡Siempre quise pasar el resto de mi vida contigo! Te lo negué, y me lo negué a mí misma, y me odio por eso, pero ahora entiendo todo, estoy lista... dime que podemos intentarlo otra vez.

Sonreía como si hubiese encontrado consuelo en sus pensamientos, como si la esperanza de encontrar a su amado volviera otra vez a su corazón.

-No sé cuántas veces voy a volver a pensar en ti... no sé cuánto tiempo más voy a poder vivir con la ilusión de encontrarte. De poder, al menos, pedirte perdón, por no creer en ti, por seguir con ese hombre que me dijiste que no era bueno para mí, que no me amaba... y no te creí. 

Trataba de contener su llanto. No quería alarmar a nadie. Aún en su ser quedaban vestigios del orgullo que alguna vez la dominadaba. 

-¡Debiste ser tú! Siempre, debiste ser tú...

Pensaba en la idea de formar una familia, cuyo primer intento había fracasado. 

-Seríamos tan felices... 

En un segundo se detuvo su llanto, como si de pronto una gran idea se hubiese gestado en su cabeza. Lo que antiguamente fuere lápiz y papel, hoy era su smartphone. 

-A ver qué tan inteligente es esto- murmuró.

Y comenzó a escribir. Imaginando el escenario más dramático de lo que realmente era, anhelando que este sueño lúcido se volviese realidad.

-Seamos felices... - Hablaba a la vez que escribía, como si ella misma dictara las palabras correctas para una carta sin destinatario -¿Podemos serlo? Por favor, dame una señal... si lees esto, escribe para mí. Volvamos el tiempo atrás y retomemos el camino que alguna vez  soñamos recorrer de la mano.

Se imaginaba arrancando la hoja escrita de uno de sus tantos cuadernos, y lanzándola al aire, esperando que la brisa ayudara a la carta a llegar a su destino. En su lugar, puso un punto final, y dio un click...

Sólo un click.



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